lunes, 15 de diciembre de 2008

Frases de el comandante guerrillero Che Guevara

En La Memoria De Todo Revolucionaro
Latino Americano El Che Es Un
Ejemplo Y Un Icono De
Revolucion Que Vive Y
Seguira Viviendo.

1. Prefiero morir de pie, a vivir arrodillado.

2.Seamos realistas y hagamos lo imposible.

3.Hasta la victoria siempre...patria o muete

4.La revolucion es algo que se lleva en el corazon para morir por ella no en la boca para vivir de ella.

5.Podrán morir las personas, pero jamás sus ideas.

6.Todos los días la gente se arregla el cabello, ¿por qué no el corazón?.

7.Si el presente es de lucha, el futuro es nuestro.

8.El Socialismo economico sin la moral comunista no me interesa.Luchamos contara la miseria pero al mismo tiempo luchamos contra la alimentacion.

9.El Revolucionario verdadero esta guiado por grandes sentimientos de amor.
10.Si no hay café para todos, no habrá para nadie.

11.El conocimiento nos hace responsables.

12.Estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de latinoamérica.




13.Endurecerse sin perder la ternura jamás.

14.…no ponemos condición de ninguna clase a los Estados Unidos. No queremos que ellos cambien su sistema. No pretendemos que cese la discriminación racial en los Estados Unidos. No ponemos condición alguna para el establecimiento de relaciones, pero tampoco aceptamos condiciones…
Ernesto Guevara Conocido como el CHE (1928-1967)

COMANDANTE CHE GUEVARA UN EJEMPLO A QUIEN SEGUIR ...POR UN FUTURO SIN EXPLOTACION NI RECRIMINACION.




Ernseto CHE Guevara



La Argentina vivía tiempos turbulentos. En 1943 un golpe de estado de orientación fascista se hizo del gobierno del país, y los años posteriores al acceso del general Perón al poder no fueron otra cosa que una libertad condicional limitada por un estado de sitio. A esto se agregó la corrupción y el prevaricado como estilo administrativo y la arbitrariedad y la prepotencia como estilo político. El Che no se sintió conmovido por estas circunstancias ni se sintió impelido a participar en la lucha que se produjo en el ámbito universitario porteño intensamente ligado al entorno político. Para un hombre que daría su vida por la liberación de los pueblos esto resulta sumamente extraño. El "soldado de América" no fue reclutado por los movimientos antifascistas de América sino en circunstancias especiales. Por otra parte es inimaginable que, dada la personalidad del Che, se sintieran atraído por el trabajo gremial de los centros de estudiantes ni por la muchas veces tediosa participación en las actividades de estas organizaciones en las que estaban comprometidos muchos de sus compañeros de la Escuela de Medicina. Para el Che, los fatigosos debates y las largas horas ocupadas en tareas administrativas, carecían del ingrediente de emprendimiento aventurero que hubiese despertado su interés. El Che se encontraba en Guatemala cuando el gobierno de Arbenz, de orientación izquierdista moderada, fue abatido por Castillo Armas. Eran los años de la ‘guerra fría’ y la obsesión norteamericana respecto del posible desembarco de una ideología pro soviética en el continente americano superaba en mucho los riesgos que podían suponerse de gobiernos como el de Arbenz como más tarde el de Allende. No obstante, esa obsesión, unida a la ancestral fobia por las variantes socialistas de organización social y la propensión a regir el mundo nacida de la noción de su "destino manifiesto" lanzó la respuesta contestataria. Fue evidente la complicidad de la CIA en la aventura de Castillo Armas y, con ella, el apoyo de algunos "bucaneros del aire", mercenarios al servicio de cualquiera. Sólo participaron dos o tres aviones pero, en la ausencia de medios para contener los ataques, causaron una cuantas muertes innecesarias. Es comprensible que el Che se haya sentido conmovido e indignado por estos eventos y que hayan influido en su decisión de acompañar a Fidel Castro en su aventura de redimir a Cuba del poder de Batista. Mientras se preparaba para esto es que comenzaron sus lecturas de Marx. Pero es notorio que, hasta ese momento, el Che no tuvo una clara inclinación ideológica de ninguna índole más allá de un vago sentimiento de conmiseración por las condiciones de vida en que se debatían los pueblos de Sud y Centroamérica y de las que él fue testigo durante sus viajes. Tampoco mostró ninguna inquietud respecto del destino de los hombres sometidos a regímenes autoritarios ni se identificó, como vimos más arriba con la lucha antitotalitaria que se libraba en todos los países de Sudamérica especialmente en los ámbitos universitarios. Es, además, notable que en la columna del Che escasearon los jóvenes burgueses de origen urbano y universitario. Pensamos que lo dicho más arriba respecto de su escepticismo abarcó a los miembros de su propia clase. Por otra parte, las consideraciones revolucionarias que aparecen en el diario del Che no fueron el pan de cada día de los combatientes. Varios cubanos con quien hablamos y cuyos padres combatieron en la Sierra Maestra dijeron que entre los guerrilleros no se hablaba de socialismo ni de una revolución con otra meta que la derrota de Batista. Las ideas del Che respecto de la reforma agraria parecen haber nacido más de una inquina personal por los terratenientes por un lado - siempre renegó de sus antecesores terratenientes que, por otra parte, despilfarraron la fortuna de la familia - y una empatía con sus compañeros de lucha. Los hombres que lucharon bajo su mando eran, en su mayoría, campesinos. Estamos lejos de suponer que al Che lo movían intenciones demagógicas pero pensamos que se sentía impelido a devolverles algo a los campesinos por el privilegio de comandarlos. Es plausible que la tensión generada por la potenciación de estos sentimientos complementarios - su inquina por los terratenientes y su reconocimiento personal hacia los campesinos - se tradujera en un programa que actualizaría la satisfacción de ambos sentimientos.